lunes, 18 de febrero de 2008

b) Las líneas de fractura (Anexo 6)

El concepto de línea de fractura, Huntington lo toma de Pierre Behar, quien según el comentaba que “está surgiendo una nueva línea de fractura” al referirse a las divisiones culturales que estaban surgiendo en el mundo y se lo expresaba de la forma siguiente:
“… una división básicamente cultural entre una Europa marcada por el cristianismo occidental (católico o protestante), por un lado, y una Europa marcada por el cristianismo oriental y las tradiciones islámicas, por el otro”,

Sobre las relaciones de Taiwán con China, Huntington informa lo que a continuación, detallamos:

“…Los pueblos de Taiwán y China como dijo el principal negociador de Taiwán, comparten una “especie de sentimiento de que la sangre no es agua”, y unos y otros se enorgullecen de los logros mutuos. Para finales de 1993, se habían registrado más de 4,2 millones de visitas de taiwaneses al continente y 40,000 visitas de chinos continentales a Taiwán; cada día se intercambiaban 40,000 cartas y 13,000 llamadas telefónicas. El comercio entre las dos Chinas dicen las informaciones alcanzó los 14,400 millones de dólares en 1993, y 20,000 negocios taiwaneses habían invertido entre 15,000 y 30,000 millones de dólares en el continente…”[1]


Cuando Huntington analiza al Islam se refiere a éste como conciencia sin cohesión. Afirma que la lealtad política entre árabes y más en general entre musulmanes ha sido la opuesta a la del Occidente moderno.



También expresa que el Islam ha tenido un centro hueco en su jerarquía de lealtades. “En todo el Islam, el grupo pequeño y la gran fe, la tribu y la ummah, han sido los principales centros de lealtad y compromiso, y el Estado nacional ha sido menos importante. En el mundo árabe los Estados existentes tienen problemas de legitimidad, porque en su mayoría son el resultado arbitrario, si no caprichoso, del imperialismo europeo, y sus fronteras, a menudo ni siquiera coinciden con las de grupos étnicos como los bereberes y los kurdos. Estos Estados dividieron a la nación árabe, pero un Estado panárabe, por otro lado, nunca ha llegado a materializarse. Además la idea de Estados nacionales soberanos es incompatible con la fe en la soberanía de Alá y la primacía de la ummah. Como movimiento revolucionario, el fundamentalismo islámico rechaza el Estado nacional a favor de la unidad del Islam…[2]

Por otra parte, el movimiento que va de la conciencia islámica a la cohesión islámica incluye dos paradojas: en primer lugar, el Islam está dividido entre centros de poder rivales que intentan cada uno por su cuenta, aprovecharse de la identificación musulmana con la ummah para promover la cohesión islámica bajo su liderazgo. Esta rivalidad continúa entre los regímenes establecidos y sus organizaciones por una parte, y los regímenes islamistas y las suyas, por otra.

Huntington confirma que la guerra de Afganistán generó una extensa red de grupos informales y clandestinos de veteranos que han aparecido luchando por causas musulmanas o islamistas en Argelia, Chechenia, Egipto, Túnez, Bosnia, Palestina, Filipinas y otros …[3]

En segundo lugar, el concepto de ummah presupone la ilegitimidad del Estado Nacional, y, sin embargo, la ummah sólo se puede unificar mediante las actuaciones de uno o más Estados centrales fuertes, hoy inexistentes.

La explicación que da a este fenómeno lo hace a través del análisis histórico y afirma:

“… El ascenso de Occidente socavó tanto al imperio otomano como el mogol, y el final del imperio otomano dejó al Islam sin un Estado central. Sus territorios, en una medida considerable, fueron repartidos entre potencias occidentales, que, cuando se retiraron, dejaron atrás frágiles Estados creados de acuerdo con un modelo occidental ajeno a las tradiciones del Islam. De ahí que durante la mayor parte del siglo XX ningún país musulmán haya tenido suficiente poder ni legitimidad cultural y religiosa para asumir ese papel y ser aceptado como el líder del Islam por los demás Estados islámicos y por los países no islámicos…[4]

Para concluir sobre el Islam, Huntington analiza que la ausencia de un Estado fuerte es no sólo motivo de conflicto para los mismos islamistas sino también para otras civilizaciones.

En cuanto al liderazgo de los Estados, el autor se refiere a que seis Estados se mencionan como posibles líderes del Islam, entre los que enumera a: Indonesia, Egipto, Irán, Paquistán, Arabia Saudí y Turquía.

Se puede concluir en este capítulo lo siguiente que. Los conceptos y definiciones utilizados por el autora son diversos. Menciona entre otros, los siguientes: paradigma civilizatorio; civilización universal; línea de fractura; Estado central, Estado núcleo, Estados oscilantes, círculos concéntricos; país escindido, país desgarrado; guerras de transición; guerras de línea de fractura. . Desde la perspectiva del poder, la obra es una visión mediada de la política realista de los Estados Unidos, en la que se refleja la utilización de la información y de todas las expresiones de poder para la defensa del estado núcleo de la civilización occidental que a juicio del autor son los Estados Unidos.

Desde la perspectiva de la guerra, se sitúa de una manera clara que la civilización islámica, al no tener un Estado central y tener conflictos de religión con la civilización occidental se constituye en el enemigo a estudiar, a neutralizar y a vencer por parte del andamiaje de los Estados Unidos. También se prevé nuevas amenazas y se propone la reducción de las mismas: de igual manera desde la perspectiva de la defensa, se realiza un AGPE, o sea un Análisis Global Político Estratégico del mundo, estableciendo las descripciones pertinentes y estudiando el mundo en sus diferentes regiones y subregiones a través de Análisis Foda aplicado a los Estados y desde la perspectiva de la estrategia, la obra constituye una propuesta de estrategia en la que se dan estructuras políticas y se induce a asumir como países aliados de manera directa a los Estados centrales o núcleos, dejando libertad de acción a los mismos para llevar a cabo la defensa de la identidad y la civilización occidental. Es una obra de claro pensamiento estratégico, tanto en lo teórico como en la elaboración de propuesta.




C. PRINCIPALES CRÍTICAS
Uno de los autores que critica a Huntington es José María Laso Prieto, en su trabajo publicado en la revista El catoblepas, afirma que el autor ha sustituido la lucha de clases por la lucha de civilizaciones.
Leámosle:
“….La tesis de Huntington es la de que, como factor impulsor del desarrollo histórico, el conflicto de civilizaciones ha sustituido a la lucha de clases y que tales conflictos, son los que mejor caracterizan nuestra época. Aunque la tesis de Huntington fue formulada inicialmente antes de los atentados terroristas del 11 de septiembre, adquirieron, con el auge del terrorismo islámico, mucha mayor resonancia. La política exterior de los EE UU, con sus ofensivas militares contra algunos de los Estados incluidos en un supuesto Eje del mal, producen la impresión de que se ha iniciado una cruzada del fundamentalismo cristiano –con el que se identifica Bush– y el conjunto del mundo islámico. Después de las agresiones contra Afganistán e Irak, ¿seguirán otros ataques contra diversos Estados musulmanes? Nadie puede predecirlo, considerando que las actuaciones del presidente Bush rebasan cualquier limite racional….[5]

Por otra parte, Francis Fukuyama sostiene que no existe ningún choque de civilizaciones, negando de esta forma la afirmación de Huntington, Fukuyama expresa en su crítica lo siguiente:
“…El conflicto actual no es parte de un choque de civilizaciones; más bien, es sintomático de una acción de retaguardia por parte de quienes se sienten amenazados por la modernización y, en consecuencia, por su componente moral: el respeto por los derechos humanos….[6]




El crítico que profundiza más en la obra de Huntington es Norberto Emmerich
En su trabajo titulado “Sobre el Choque de civilizaciones”. En este ensayo, el crítico afirma lo que, a continuación exponemos:

“…El choque de civilizaciones extrapola a todo el mundo islámico las lecturas de algunos casos puntuales y específicos mediante una demonización del Islam y una falsa lectura del Corán que sostienen que el Islam y occidente han mantenido relaciones conflictivas a lo largo de toda su historia no diferenciando entre política estatal e intercambio civilizacional.
Los Estados centrales de las civilizaciones pueden estar en guerra mientras las culturas de esas civilizaciones están realizando un profundo intercambio. Si se lee la historia europea como mil años de asedio del Imperio Turco es imposible entender una realidad que ha sido mucho más compleja y contradictoria….[7]

[1] Samuel Huntington. Cap.7
[2] Samuel Huntington. Cap.7
[3] Samuel Huntington. Cáp.7
[4] Samuel Huntington. Cáp.7
[5] José María Laso Prieto En: http://www.nodulo.org/ec/2004/n024p06.htm


[6] Francis Fukuyama. No hay choque de civilizaciones. En: www.globalización.org


[7] Norberto Enmercih .Sobre el choque de civilizaciones.En:http://www.inisoc.org/norbciv.htm